Hace unos años, varias chicas que aspirábamos a hacer cine, nos reuníamos una vez al mes. Alternábamos la casa y las anfitrionas, pero el objetivo era siempre el mismo: nos reuníamos para contarnos nuestras historias, acompañarnos en nuestras ganas de crear, y sobre todo, en los retos que enfrentábamos para contarlas. Yo ya estaba desarrollando mi primera película, algunas estaban apenas empezando con sus primeros cortos, pero todas teníamos una misión: abrirnos espacio en una industria notoriamente masculina. Creamos un lindo círculo de confianza que de muchas maneras me ayudó en el proceso de enfrentarme por primera vez a un largometraje. En Costa Rica, hacer cine es una tarea titánica, y sin duda alguna, un gran acto de valentía.
Después de un año y medio de haber estrenado mi primera película El despertar de las hormigas y de seguir encontrándonos con el público (ahora de forma virtual), tengo más claro que nunca la gran necesidad que tenemos de contar nuestras historias, de vernos y sentirnosrepresentadas delante y detrás de la pantalla.
Una de las cosas más hermosas que me llevo de esta primera experiencia, es haberla compartido con otras mujeres fuertes y valientes. El mismo año que estrenamos la película, Sofía Quirós, Estefani Céspedes y Natalia Solórzano estrenaron también sus primeras películas en los festivales internacionales más prestigiosos. La lista se agranda si incluimos estrenos de años anteriores: Patricia Velázquez, Ishtar Yasin, Alexandra Latishev, Erika Bagnarello, Paz Fábrega, Hilda Hidalgo, Laura Astorga… Todas nos hemos atrevido a creer que nuestras historias merecen ser contadas. Sobra decir, que no siempre fue así y que esto sigue sin ser así en muchísimos países.
¿Qué nos llevó a ser una excepción a la regla? ¿Qué nos hizo creernos capaces de contar nuestras propias historias? ¿Qué nos dio el valor? Creo que todas tendremos respuestas distintas, pero quizás coincidiremos en la importancia de ver a otras mujeres como ejemplo. La primera vez que vi una historia contada y dirigida por una mujer, ese día empecé a creer que esa mujer podría ser yo.
Con la historia de Isabel quise hablar de la necesidad de cortar los patrones, y es que, cómo cuesta reconocer y entender los patrones que aprendimos y seguimos repitiendo sin darnos cuenta, la mayoría de esos patrones heredados de un patriarcado absolutamente obsoleto. Elde complacer, atender, servir, el de estar ahí para los y las demás, olvidándonos de nosotras mismas. Me pone los pelos de punta cuando veo a millones de mujeres gritar a toda voz un gran BASTA colectivo. Mujeres que se repiensan, que se reconstruyen, que se reconocen como seres perfectibles. Estamos en un proceso de cambio infinitamente necesario, y es verdaderamente hermoso aceptarlo y abrazarlo.
Los obstáculos vienen y vendrán de los lugares más insospechados, incluso de las personas menos esperadas. Es cierto que algunas personas buscan y buscarán todas las maneras de obstaculizar tu proceso, pero personalmente creo que esos obstáculos solo te fortalecen. Lo más importante, creo yo, es no convertirte en tu propio obstáculo. Ahí empieza realmente la revolución, cuando te creés suficiente, cuando creés que sos capaz, cuando dejás el miedo alfracaso, te salís de tu zona de confort, te atrevés y asumís el reto.
A mis colegas cineastas, escritoras, cantantes, artistas, lideresas, les digo que me sientoprofundamente orgullosa de trabajar juntas para que nuestras historias sean las que cambienel rumbo de la historia.
Antonella Sudasassi Furniss es directora y productora, licenciada en Producción Audiovisual en la Universidad de Costa Rica. Su primer largometraje, El despertar de las hormigas ganó más de 13 premios internacionales, representó al país en los Premios Óscar, estuvo nominado a los Premios Goya y ganó en los Premios Platino. En su trabajo como directora, se ha interesado en contar historias centradas en personajes femeninos y cómo ellas entienden su sexualidad en las distintas etapas de la vida. Actualmente está desarrollando un documental creativo sobre la sexualidad en la vida adulta.
Podés seguir a Antonella en Instagram, Facebook , Twitter o LinkedIn.
Si querés recibir en tu correo más historias de mujeres poderosas que estén luchando por un cambio en la sociedad y que inspiren a otras a hacer lo mismo, suscribite al newsletter de Círculos 3:33 aquí.