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Mujeres y Emprendedurismo: Salir de la Zona de Confort y Enfrentarse al Mundo

Cuando leés la palabra “emprender”, inmediatamente tu cerebro se prepara para contextualizar un viaje; una aventura para la cual necesitás ciertos recursos.

Yo soy una de estas personas que buscó un nuevo horizonte, lejos de saber que la palabra “emprender” también significa: desafiarse, desapegarse, sacudirse, romperse, armarse, reinventarse y muchos sentimientos que son difíciles de poner en palabras.

Aunque bien, la persona emprendedora por sí misma tiene muchas cualidades, algunas veces la sociedad es quien se encargará de que ella ponga en duda estas capacidades, perpetuando dichos y creencias basadas en “saberes populares”, que nos mantienen dentro de la zona de confort, que para algunas personas será la oficina, para otras el aula, para otras la casa.

El desafío de ser emprendedora en una sociedad costarricense, me remonta a la filosofía aristócrata, cuando afirmaba que el ser humano está inmerso en sociedad, es un animal social; por ende, no se puede pretender que nuestras acciones no repercutan en la sociedad y viceversa, que la sociedad no repercuta en nosotros, por eso la mujer emprendedora primero deberá atreverse a: cambiar de aire, dejar viejas costumbres que la atan al qué dirán, olvidarse del “¿y si todo sale mal?”, volverse escéptica de la palabra “fracaso” y comenzar una y otra vez hasta conseguir el resultado que desea.

Emprender no se trata de dejar el sustento diario por perseguir un sueño, sino de planificar una ruta de acción. Para materializar la meta, los soñadores y quienes concretan los proyectos sólo difieren en que uno/a/e tiene aspiraciones y el otro/a/e tiene visión. Depende de cada uno/a/e hasta dónde y hasta cuándo. Los proyectos no tienen fecha de expiración. Todos los días se puede comenzar un nuevo proyecto o retomar alguno que se tiene abandonado.

En este camino, lo que muchas veces hace la diferencia es cuántas veces estás en disposición de aprender de los “errores”, y tener la disciplina diaria de comprometerte con tu proyecto como parte de tu plan de vida. Exponer nuestros anhelos y proyectos al mundo, cuando estos vienen de un lugar muy personal y especial para nosotros, puede resultar abrumador. Puede ser que te enfrentés a críticas, al ojo público, a comentarios, pero también puede que te enfrentés con la satisfacción de haber seguido a tu corazón, con personas que inspirés y con un proyecto que además de brindarte sustento económico, te brinde la posibilidad de disfrutar lo que hacés a diario.

Mariela Jiménez es licenciada de honor de la Universidad de
Costa Rica en enseñanza de la música. Es autora de un libro que fue presentado a nivel latinoamericano y que alcanzó ventas en más de 6 países, incluyendo países europeos. Se desempeña como profesora de música en el Ministerio de Educación Pública y es emprendedora con un proyecto de clases virtuales de ukelele titulado “Happy Ukelele”, emprendedora con métodos para la enseñanza del ukelele, compositora de pasatiempo y cuyas obras han sido utilizadas fuera de las fronteras costarricenses.

Podés seguir a Mariela en Instagram.

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