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De Escritora a Autora: Un Camino Deseado e Inesperado

¿De verdad soy escritora? Y si lo soy, ¿a partir de cuándo comencé a serlo? ¿Debo ir a cursar una maestría para escritores en algún lugar elegante con vista al mar o en las faldas de las montañas del Blue Ridge Parkway en los Apalaches? ¿O tal vez solo lo seré cuando logre superar al gran García Márquez (imposible), o cuando pueda competir con las historias francas, mágicas y desgarradoras de la gran e inigualable Isabel Allende (también imposible)? ¿O tal vez lo logre cuando me acerque, aunque sea una milésima, (igual de imposible), a una de nuestras grandes autoras costarricenses, Lara Ríos? ¿Aquella que a tantas generaciones de niños grandes y pequeños nos sigue robando suspiros cuando pensamos en aquellas travesuras en el barrio, con nuestros primos, vecinos, tíos y abuelitos, en pantalones o enagüitas cortas, en aquellos tiempos cuando podíamos correr en libertad y sin miedo por los parques y las plazas de nuestra linda Costa Rica?

Tal vez algunas de ustedes se han planteado ese deseo: escribir un libro y compartir con el público esas historias que las han marcado. En mi caso, desde muy pequeña tuve ese deseo en mi corazón. Y nunca supe por qué, pero me encantaba escribir, y realmente pensaba que todo el mundo lo hacía. Pensaba que, como yo, todos los niños se iban a la cama leyendo el diccionario, descubriendo palabras, leyendo todo lo que se encontraban, y después, temblando de la emoción. Con un lápiz en la mano tras haber escrito algo que, como por arte de magia, rimaba, o sonaba interesante, o parecía una mini película de amor, o de terror, o una fábula de Disney jamás llevada a la pantalla, pero que le había salido de las entrañas, y eso la hacía sentir bien. Y después, solo seguía irse a dormir y seguir soñando bonito.

Según he descubierto muchos años después, algunos expertos en el mundo de la literatura y las publicaciones afirman que una es escritora desde que empieza a escribir de manera creativa y sistemática, y se convierte en autora una vez que publica una obra oficialmente. De manera que, basada en esta explicación (que someto a discusión, pues pocas cosas son concluyentes en este mundo), podría señalar que soy escritora desde que tengo uso de razón, a partir de cuando aprendí a leer y a escribir. Y esa es una historia que atesoro, y les cuento un poquito el porqué.

Cuando tenía cinco años, mi hermana mayor, María del Pilar, cinco años mayor que yo, no tenía nada que hacer en vacaciones. Entonces, inventó que iba a ser mi maestra y que yo sería su alumna. Recuerdo con total nitidez y con mis sensaciones a flor de piel, que María planeaba las lecciones de cada día y me hacía traer cuadernos, lápices y, sobre todo, mi completa atención a sus clases. Yo acudía feliz a estas sesiones, que para ambas eran un juego y una alegría, ya que ahora sí teníamos algo que hacer para pasar esos largos días del verano en la capital mientras esperábamos que volviera el tiempo de regresar a la escuela y reencontrarnos con nuestros amiguitos y compañeritos de clases y recreos. Para no hacer la historia muy larga, al finalizar esas vacaciones, gracias a las clases magistrales de mi pequeña gran maestra, yo ya había aprendido a leer y a escribir con total naturalidad. De calificación cero, pasé a recibir contundentes cienes, y hasta caritas felices tuvo que estampar mi estricta y maravillosa maestra en mi cuadernito de prácticas y ejercicios en caligrafía, ortografía, y demás.

Fue ahí cuando me convertí en escritora.

Y casi cuarenta años después, me convertí en autora. Cuando publiqué mi primer libro llamado “Once Días – Un tributo a María”. Un libro que nunca quise escribir, pero que mi hermana, mi maestra, manifestó a través de su hermanita menor, ahora que ella, María, habla a través de su legado y la huella profundamente espiritual que dejó en todos los que tuvimos el privilegio de conocerla en esta vida terrena que, por ahora, nos toca transitar.

El 18 de enero del 2024, tuve el honor de presentar oficialmente en Costa Rica este libro que “explora lo que puede pasar al acompañar a un ser amado mientras se debate entre anclar o trascender, o entre brillar a plenitud o quedarse a media luz, a sabiendas del dolor inevitable en ambas apuestas”.

“Once Días – Un tributo a María” podría también ser considerado una carta de amor a una hermana, y vio la luz para revalidar el amor de hermanos, del que tan poco se habla, a pesar de ser un vínculo tan profundo e importante, aunque muchas veces no nos damos cuenta.

“Once Días – Un tributo a María” se puede conseguir en Costa Rica a través de la Editorial Clubdelibros, al teléfono +(506) 8890-2378. Además, Clubdelibros está en todas las redes sociales. Para pedidos fuera de Costa Rica, favor enviar un correo a ire.sandoval@gmail.com. Pueden ver esta nota publicada el 9 de enero del 2024 en Canal 7, Buen Día.

Irene Sandoval nació en San José, Costa Rica. Es la menor de tres hermanos. La vida y legado de su hermana mayor, María del Pilar, motivaron a la nueva autora a escribir la memoria de algunos de los días más intensos creciendo al lado de su hermana, cuya luz hoy trasciende todo tiempo y espacio. Irene es periodista y comunicadora, practica la escritura creativa desde pequeña y es amante de los animales y la naturaleza. Actualmente, vive en Estados Unidos, en la ciudad de Charlotte, Carolina del Norte.

Podés seguir a Irene en Instagram.

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