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Cambiando el Mundo con la Música

Cuando pensás en la música cómo instrumento de cambio social, ¿en qué pensás?

Tal vez se te viene a la mente “We Are The World” o los famosos conciertos “Live Aid” o tu artista favorita recaudando fondos para alguna organización internacional como UNICEF.

Yo, personalmente, pienso en Henry Ford. Pienso en cómo este hombre magnate y millonario, creador de una de las marcas de carros más grandes del mundo, en algún momento se sintió tan ofendido por el jazz (el cual asociaba con las personas negras y judías, así como la “decadencia urbana”) que decidió financiar el desarrollo de la música country como una alternativa más sana. Más blanca. Más pura.

Y pienso, ¡wow! Ford lo logró. Logró crear un vehículo para promover sus valores en la cultura estadounidense y fomentar el concepto de la blancura como elemento clave de la identidad nacional de su país.

Pues es así como, en aquellos lunes cuando me despierto sin ganas de trabajar, Henry Ford a menudo es quien me devuelve la convicción y determinación. Porque es evidencia clarísima de que, por medio de la música y la cultura popular, podemos promover el poder económico, social y político de grupos, comunidades e identidades específicas.

En otras palabras, yo estoy convencida de que podemos aplicar esa misma estrategia… Pero al revés. En vez de defender la supremacía blanca por medio de la creación cultural, creo que la podemos derrocar.

A modo de ejemplo: mi equipo y yo en el sello musical We Could Be Music firmamos a un nuevo colectivo musical llamado Icuru Tsö, conformado por 14 mujeres de diferentes territorios indígenas de Costa Rica, quienes se conocieron en un encuentro organizado por el sistema de Naciones Unidas. Les apoyamos en la creación de su primera canción llamada Tayëla, una expresión comúnmente usada por madres y abuelas Bribri que significa “¡poné atención!”.

En septiembre de este año, estas mujeres sacaron Tayëla “featuring” Sara Curruchich, cantautora Maya Kaqchikel y activista por los derechos de las mujeres y de los pueblos indígenas de Guatemala. Sara es un ejemplo perfecto del poder de la estrategia Henry Ford en reversa. Con su música, su voz y su arte ha logrado reivindicar a las mujeres indígenas en Guatemala y a nivel mundial, creando y defendiendo espacio para ellas en todos los ámbitos de la sociedad. Sara demuestra que cuando la mujer indígena es visible y reivindicada en la cultura pop, se vuelve visible y reivindicada en todos los demás espacios también.

Si no han escuchado a Sara, tal vez sí han escuchado a Lil Nas X quien ha revolucionado actitudes acerca de género e identidad sexual en comunidades negras. O a Lizzo, quien está logrando una nueva aceptación de cuerpos diversos a nivel mundial.

O si nada de eso les suena, ¿por lo menos se acuerdan de Despacito? ¿La canción que dio inicio a una nueva era de apreciación por la música latina en la industria musical estadounidense? Tal vez también recuerdan que salió el mismo año que entró Trump al poder y declaró guerra cultural contra migrantes latinxs, con el infame calificativo “bad hombres”. La guerra cultural de Trump solo se iba a ganar combatiendo cultura con cultura, y si nos ponemos a revisar los charts mundiales de música… Creo que podemos decir con certeza que los latinxs vamos ganando.

Ahora bien, no les tiene que gustar la música de Sara, ni de Lil Nas X, ni de Lizzo, ni de Luis Fonsi o Daddy Yankee. Gustos son gustos, y no vengo a decirles qué tienen que escuchar. Pero tal vez la próxima vez que piensen en la música como instrumento de cambio social, les vendrán nuevas caras a la mente 🙂

Y las mujeres de Icuru Tsö, quienes desde su lanzamiento han atraído miles de fans ticos y han estado en casi todos los medios principales del país, me parece que están a punto de demostrarnos el tipo de cambio social que es posible cuando deliberadamente abrimos espacio para la mujer indígena en la cultura pop. Así que, ¡pongan atención!

Mia Paz es fundadora y directora de We Could Be Music. Además de ser cantante, compositora y productora ejecutiva, es activista digital y estratega del cambio social. Ha estado movilizando audiencias desde 2009, cuando tomó las riendas de la cuenta de Twitter del entonces presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, para ayudarle a organizar comunidades en torno a su reforma del sistema de salud. Antes de fundar We Could Be Music, Mia dirigió campañas digitales en Avaaz, movilizando a millones de personas en todo el mundo a tomar acción sobre el cambio climático, la pobreza global y los derechos humanos. Como asesora de empresas como MTV y Spotify, Mia facilita estrategias de equidad e inclusión a lo interno de la industria de la música. Vive en San José, Costa Rica, con su pareja Danny y su perrito Bemol.

Podés seguir a Mia a través de Instagram.

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