La semana pasada se celebró el Día Internacional de la Niña y la Mujer en la Ciencia, dedicado a elevar el perfil de las mujeres profesionales en las áreas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés), que inspiran con su ejemplo y aportan desde trabajos que fueron tradicionalmente considerados para hombres. Aunque quisiéramos creer que esos prejuicios ya quedaron en el pasado, en Costa Rica todavía hace mucha falta romper paradigmas sociales y diversificar modelos a seguir, sobretodo en ámbitos tan estigmatizados como la computación o las matemáticas.
A finales del 2020, el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (MICITT)presentó los resultados de una encuesta nacional sobre la percepción social de la ciencia y latecnología (CyT).
Entre las conclusiones resalta que la gran mayoría de los entrevistados no conoce el nombre de ninguna científica costarricense (89%) e incluso entre los pocos que respondieron que sí, un 15% contestó: “Franklin Chang”. Asimismo, más de la mitad de los costarricenses entrevistados (53%) cree que las mujeres tienen más habilidades para las profesiones sociales o de cuido, como la educación o la enfermería, y afirman que las empresas científico-tecnológicas prefieren contratar hombres (54%). Lo positivo por destacar es que aproximadamente un 70% de los costarricenses considera que las mujeres son igual de capaces que los hombres para trabajar en CyT y quisieran que se fomente a más niñas y jóvenes a estudiarlas porque las perciben como ejes fundamentales para el desarrollo del país.
Si bien el número de mujeres costarricenses que se matriculan en carreras STEM ha ido aumentado en los últimos años, la brecha de género todavía se remarca conforme se asciende a los niveles más altos de formación (maestrías y doctorados), una tendencia que luego se manifiesta como pocas mujeres en puestos de liderazgo, por ejemplo, como investigadoras principales. La Academia Nacional de las Ciencias (ANC) que agrupa a los expertos de mayor excelencia científica en el país cuenta con 70 miembros, de los cuales solo 10 son mujeres.
Durante el último año, debido a la pandemia, se ha reconocido aún más urgentemente la necesidad global de cultivar y aprovechar todo el talento científico y tecnológico que podamos generar, independientemente de cual sea su género. Para permitir que cualquier niña o joven costarricense se visualice como viróloga o genetista, atendiendo las próximas crisis de salud pública, o como ecóloga y bióloga, conservando nuestra biodiversidad ante el cambio climático, o como ingeniera y física, inventando las tecnologías del futuro, necesitamos contarles las historias de esas costarricenses que ya hoy hacen esos trabajos, con completa dedicación y rompiendo paradigmas. Para que ojalá llegué el día en que un 100% de los ticos podamos enumerar orgullosamente muchísimos nombres de mujeres costarricenses en la ciencia, junto a sus logros y contribuciones a nuestro bienestar.
La Dra. Melania Guerra se graduó con un Bachillerato en Ingeniería Mecánica de la Universidad de Costa Rica y luego realizó una pasantía en el Centro Espacial Johnson de la NASA, bajo la tutela del astronauta Franklin Chang. Obtuvo una Maestría y Doctorado en Oceanografía de la Universidad de California San Diego (UCSD), enfocándose en medir la acústica submarina en el océano Ártico. Se ha capacitado en derecho internacional y gobernanza del mar en las Naciones Unidas y es parte de la delegación de Costa Rica en negociaciones de cambio climático. En 2019, Melania representó a Costa Rica en la expedición de mujeres científicas Homeward Bound a la Antártida y actualmente realiza una Maestría en Políticas Públicas en la Universidad de Princeton.
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